Ya hemos superado la mitad de noviembre. Enhorabuena, lo hemos logrado, lamentablemente mucha gente no lo puede decir, un pena. En el pueblo de mis padres se dice mucho algo tipo esto: “quien día pasa, año empuja”, bueno, esto dicho en catalán que es la frase original. Y es así de simple, quien día pasa, el año empuja, y uno más.
Y digo esto porque uno no se da cuenta de que se come los años, así como el que se come las rosquillas de buenas que están. Y estamos a punto de acabar este año, en esta entelequia de tiempo que nos hemos inventado claro, y quizás a uno se le pasa a la cabeza de hacer balance.
¿Hacer balance? Qué dices Marcel, eso no, ahora no nos jodas con esto. A principios de años hicimos las promesas de principio de año, de ir al gimnasio, de hacer yoga, de leer un libro por semana, lo que sea, y claro, ahora no vas a pretender que hagamos balance, qué vergüenza.
No pasa nada, cada uno que haga lo que quiera, pero no estaría mal hacer un poco de autocrítica y mirar qué hemos hecho de lo que dijimos o pensamos en secreto que haríamos ese día en que levantamos la copa llena de cava, con los amigos, ese fin de año para brindar, por nosotros, por la amistad, por el amor, y por un próximo año mejor.
¿Ha sido mejor? ¿Está siendo mejor? ¿Los propósitos que nos hicimos, se están cumpliendo? Esto es como aquel que se da cuenta de que quedan 20 minutos para entregar el examen y va a toda pastilla a acabar de responder las preguntas que le faltan. Todavía nos queda un mes y medio para acabar el examen, para hacer nuestros pinitos en esto y aquello y acabar el año con una “fotofinish” un poco digna, que no se diga que solo brindamos y prometimos y no hicimos nada.
Todo esto que digo me lo creo un poco, y, por otro lado, tampoco me lo creo del todo.
Yo, por ejemplo, creo que tengo escrito por algún artículo que me proponía perder algún quilito, y lo estoy logrando, no sé cómo, pero a veces es cuestión de tener un propósito, una convicción y conseguirlo. La suerte siempre sucede trabajando, esto también es verdad, y hemos hecho méritos, salir a caminar los fines de semana, correr incluso un poco, bailar y mucho swing que no veas como quemas, vigilar un pelín con la comida, y bueno, el resultado está allí.
La atención da energía, la intención transforma (“attention energises, intention transforms” en inglés que es donde lo escuché de Deepak Chopra). Si pones foco en algo te da energía, y si pones intención en eso para conseguir algo no se sabe cómo pero al final sucede una magia que transforma y lo consigues. El problema es que es un principio tan simple y “chorra” que mucha gente no repara en él o no se lo cree, pero es verdad, pruébalo: ¿Quieres algo? Pon atención e intención en ello.
De todo lo que uno puede desear no hay nada como el poder del amor, el poder de ver la felicidad en tu entorno. Yo ayer vi a niño pequeñito bailando al son de unos músicos callejeros, paseando con mi mujer por la rambla de Sabadell. Al poco nos dimos cuenta de que conocíamos el niño y la madre. Es un niño que cuando lo conocí iba con unos tubos por la nariz porque tenía dificultad para respirar. No veas lo que me alegré de ver esa escena, un hombre tocando una trompeta con un sonido precioso, la mirada de esa madre feliz, y el niño bailando inocentemente. El año puede acabar por mi, me doy por satisfecho.
A veces cuando hacemos propósitos sólo pensamos en nosotros, en planes que te afectan a ti. Pero ¿y si pensáramos en un plan para ayudar a otros? Sería bonito, levantarse y tener pensamientos positivos, mandar energía positiva a ese niño para que pueda respirar. Y mágicamente al cabo de un tiempo te lo encuentras y puede respirar. Sería mágico, sería un objetivo muy digno para empezar un año.
Un objetivo que tenga como misión sembrar el amor en el mundo. Miles de personas sembrando amor por el mundo, una epidemia de amor, de ayuda, de buen rollo. Ya de repente no habría rencor, ni envidias, ni maldad, porque todo el mundo estaría muy focalizado con sus objetivos de pensar para el bien de aquel con el que ha pensado.
¡Qué bonito sería! Podría ser, ¿por qué no? Si tú te sumas al movimiento, podría ser. Somos del club del pensamiento positivo, de la generosidad secreta, de la que vela por ti sin que tú lo sepas, porque los ángeles de la guarda no eran mentida, ahora lo descubrimos, eran personas como tú y yo que con su energía positiva te la mandan para protegerte. Por eso, si puedes, hazlo. Seguro que tú has tenido y tienes un ángel de la guarda que te ha protegido, ahora te toca a ti proteger en secreto a tu elegido, que seguramente no es alguien que tú eliges, es alguien que te ha elegido a ti para que lo protejas, en secreto.
Un cálido abrazo,
Marcel