“Canciones de la Tierra” es un documental precioso sobre una pareja de abuelos que viven en medio de los fiordos, allí por Noruega. Lo puedes encontrar en Filmin. A mí me encanta porque me da paz, tal como está narrado, las imágenes generosas de la naturaleza, y los sonidos de la Tierra, el sonido del agua, del bosque, de los glaciares.
Aparte de la estética visual del documental también está muy bien, en mi opinión, porque te da lecciones de vida. ¿El hombre es un señor de unos 80 años? No sé cuantos tendrá, pero se ve mayor, y el tío sigue andando como un jovenzuelo por sus queridas montañas. ¿Y eso que de pequeño tenía problemas con los pies, y los sigue teniendo, pero quién dijo que esto fuera un impedimento? El tío sale a pasear por sus tierras, anda cada día, se conecta con la naturaleza, se sienta en la ladera de la montaña, se saca su termo de café o infusión, una galleta, y se sienta y siente agradecido por la vida que tiene, y se dice: ¿Qué puedo hacer hoy yo para mejorar mi entorno, para ayudar?
Muy bonito.
En este documental también sale su mujer, una señora más o menos de la misma edad. Tienen una casa muy bonita, con unos ventanales que dan al exterior, y el exterior es naturaleza pura. Ella le llama “mi chico”, él le dice que ya es muy mayor para que le llame “chico”, y ella le responde que le dirá chico hasta que tenga vida, y que para ella siempre será su “chico”. Que bonito y tierno.
Viven en un pueblecito de montaña de Noruega creo, y no todo han sido una vida de color de rosa, puesto que este pueblo está muy expuesto a los aludes de las montañas, y hace muchos años hubo un gran alud y murieron muchas personas, familias enteras arrasadas de cuajo por el alud. El hombre entrañable del documental lo narra y te entra tristeza.
Otra cosa bastante impactante es un gran árbol que domina todo una montaña. Muestran un plano donde se ven un montón de árboles, y uno que sobresale como el doble del resto. Resulta que es un árbol que plantó el abuelo del señor del documental. Nada ha podido con él, ni aludes, ni viento, ni nada, allí sigue, como una señal de fortaleza. Y obviamente al señor le recuerda a su abuelo y también a su padre.
Hay veces que no hace falta buscar historias muy extraordinarias. Historias ordinarias, como la tuya o la mía, pueden ser material de un buen documental, si están narradas con sinceridad, con autenticidad y con humildad.
Una gran lección que te muestra el señor es la de ser feliz con poco y mucho a la vez: está sentado comiendo una galleta y ves cómo se siente agradecido por la vida que tiene, estar sano, tener la mujer que ama viva, estar en un entorno tan bonito, comer y saborear una galleta con un cafelito calentito cerca del árbol que plantó su abuelo. ¿Qué más puede pedir en la vida? ¿No es bonito?
Así me siento yo a veces, tremendamente agradecido en la vida, por tener la gente que quiero bien, porque se encuentren bien, por estar bien yo, por poder ayudar a otras personas, y encima me sobre tiempo para ir a correr, para ir a la sauna, para meterme en la piscina, y cuando te invade el agua por todos tu poros pensar: ¿qué he hecho yo para recibir tanta fortuna en la vida?
Espero que puedas sentir lo mismo, o puedas lograrlo si estás en el camino. Piensa en positivo y pasará.
¡Un fuerte abrazo!
Marcel