De nuestra fútil existencia
Te das cuenta de que la vida es tan efímera, que venimos y nos vamos así sin más. Que por el camino hacemos lo que podemos, cada uno tiene su camino. Me recuerda esa imagen de cuando salen las tortugas de los huevos en la arena de la playa y corren hacia el mar, para empezar la vida. En un instante están todas las tortugas juntas, luchando por sobrevivir, pero pronto estarán en medio del mar, en medio del océano solas, guiadas por su instinto de supervivencia, de encontrar sentido a su vida, lucharán por encontrar comida, por no ser devoradas por alguna ave, algún pez, quien sabe. Con suerte llegarán a ser grandes, con suerte encontrarán pareja y tendrán descendencia.
Así veo a veces a la especie humana, como una muchedumbre de tortugas desesperadas para llegar al océano y ser escuchadas, muchas veces llamando la atención desesperadamente para no pasar desapercibidas. La especie humana es de traca, si te paras a pensar cómo nos organizamos, cómo aparecen personajes que se apoderan de todo un país llevándolo al abismo. Cómo hay muchas personas que entran al trapo de la lucha por el poder, por la sensación de dominio. Qué equivocadas están, pero no lo saben. Piensan que solamente con el poder, la guerra, el dominio se puede gobernar y estar equivocadas. El mundo es y será gobernado por el amor. Hay más gente en el mundo que ama y ayuda a los otros que no al revés. Lamentablemente, los folloneros son más invasivos que los pacíficos y por eso no cesan las guerras. El otro día veía en la televisión una noticia que decían que no daban abasto en producir munición para la guerra. Qué aberración esta situación. Hemos vuelto al punto de no saber entendernos, de dejarnos dominar por esas emociones tan banales del odio, el miedo, la envidia. En lugar de fabricar productos para hospitales, material para la educación, ahora resulta que hay que gastar dinero en fabricar munición. Y si todo acabara aquí ya firmaría ahora, pero lo malo es que todos sabemos qué pasará con esta munición, que se usará contra personas y habrá muertos. Serán nuestra versión de las tortuguitas en medio del océano, desamparadas, que son matadas a raudales por depredadores.
Yo imagino un mundo en el que no haya peleas, en el que el amor sea el motor de toda la sociedad, en el que no está contemplado la guerra. En el que los seres violentos y de armas tomar no tengan nada que hacer. Me imagino un mundo en el que un Putin no tendría nada que hacer, porque le vendría su madre por detrás y le daría una colleja monumental y le diría: “anda, tira pa ya y deja de hacer el canelo”. Me imagino un mundo en el que gobierne una mujer inteligente como mi madre o mi mujer que jamás permitiría una guerra en la que murieran sus hijos. Este es el mundo que sueño, un mundo que pase del machito, voy a arreglar el mundo con bombas, a un mundo llevado por personas con una inteligencia emocional superior, que velen por el bien de la comunidad.
Y ojo que no es un caso aislado como el de Putin, todos sabemos que esta manera de hacer se ha propagado por toda la Tierra, en todos los países. Me acuerdo cuando hubo la crisis financiera a eso del 2008, me acuerdo de que vi en la tele el caso de Islandia. Las mujeres hicieron un poco esto que decía, apartar a los hombres que habían arruinado el país por su mala cabeza y se pusieron al mando.
A veces pienso si el destino es ir dando vueltas al reloj con generaciones y generaciones de personas a ver si al cabo de muchas iteraciones se dan cuenta de que todo podría ser mejor, que podría haber armonía, que podría haber recursos para todos. Y quiero imaginar que en el año 3256, por poner una cifra, esa generación habrá llegado a este momento que imagino, en el que solo cabrá el amor y no la guerra ni el odio. En el que interés de unos pocos no tendrá nada que hacer con el amor de todos. Que la manipulación será una palabra casi olvidada. Pero también pienso que no sé si llegará nuestra especie al año 3256. Si miras retrospectivamente ves que muchas civilizaciones han vivido muchos años, centeneras. Ya por no decir especies como los dinosaurios, que vivieron miles de años. ¿Pero y nosotros, cuanto vamos a durar? ¿Se nos está yendo de las manos nuestras propias creaciones?
El otro día leía un artículo de Tesla, y por allí en un párrafo decía que Elon Musk imaginó ir a Marte y colonizar otros sitios del Universo. ¿Será este el destino? Expandir la especie humana hacia otros confines, con eso de “ojos que no ven corazón que no siente”. Me imagino viviendo en Marte, y sintonizando la televisión o lo que se viera allí, y viendo unas noticias de un sitio remoto llamado la Tierra, un sitio del que salimos hace muchos años. La noticia decía que un chalao finalmente apretó el botón de la bomba nuclear y provocó millones de muertes, pero se ve que en la otra punta del planeta no llegó la onda expansiva y se han salvado. Los de Marte pensando qué desgraciaditos son estos de la Tierra. ¿Es este el destino que nos espera? Y no me quiero imaginar un chalado como los que ordenan guerras ahora en la Tierra, pero a nivel cósmico, un ataque a la Tierra desde Marte, en plan, tiramos el cohete y ya os lo hacéis, que a nosotros no nos pasará nada que estamos fuera.
Está claro que esto no sería vida de nada.
Dicen los budistas que la realidad la crea nuestra mente. Todo esto que imagino seguro que es producto de mi mente. Pero lo que experimento en la vida, ¿Es producto de lo que imagino? Cómo dice Berto Romero en Nadie Sabe Nada, ¿Hay alguien en la sala experto en metafísica? Qué va a haber…
Quien lo sabe. Ves que realmente somos tan insignificantes, tan poca cosa, tenemos tan poco alcance para cambiar las cosas, que solo podemos aspirar a ayudar a los que tenemos alrededor, que ya es mucho.
Yo por si a caso voy a seguir imaginando en positivo, por si la realidad la crea mi conciencia que me pille con un buen panorama. Voy a soñar un mundo gobernado por mujeres como mi madre y mi mujer, con mucha inteligencia emocional y poca testosterona. Voy a imaginar que hay muchos hombres más inteligentes emocionalmente, que se ocupen de sus asuntos familiares, que empaticen con lo que significa vivir armoniosamente. Voy a soñar con mucha gente haciendo el bien, con mucha-mucha gente ayudando a otra gente, en su pequeña escala, con infinidad de acciones.
¿Cuando mueres qué pasa? Hay tanta gente que se lo ha preguntado y es el gran enigma. A veces imagino que de tu cuerpo se eleva tu espíritu, que no tiene materia, no tiene tiempo, no tiene espacio, pero siente, nota. Y ve el panorama que deja en la Tierra, pensando que ha contribuido en una vuelta más del reloj, a la espera de unos cuantas vueltas más hasta que llegue ese año, el 3256.