Gracias. Gracias por estar allí, al otro lado de mi ordenador. Gracias por saber que esto ha valido la pena. Gracias por tu tiempo en leer estos artículos, en un momento en que lo viral impone la atención de la mayoría, mola saber que todavía hay gente que lee artículos en un blog, de humano a humano, de persona a persona, de mi corazón a tu corazón, sin atajos, sin mentiras, sin adornos, directo al corazón, como siempre me ha gustado, como mi padre me inculcó, artículos que “tocan el voraviu”, no sé como se diría esto en español, pero digamos que sería algo como artículos que tocan el corazón.

Han sido muchas semanas seguidas de escribir, de compartir ideas, inquietudes, incertidumbres, más dudas que certezas.

Me voy a tomar un descanso de escribir en este blog. ¡Oh, qué pena! (Espero que hayas pensado, o no, quizás lo agradeces incluso :) El caso es que me quiero tomar un respiro, se acaba el año y estoy exhausto, quiero recoger velas y pensar, meditar, dejar pasar el tiempo, sentir el próximo desafío, el próximo instinto.

No descarto escribir algún artículo de vez en cuando en 2025, esto es como ir en bicicleta, que nunca se pierde la habilidad, y jamás se debería de dejar de practicar, pero lo de escribir cada semana (o casi, alguna fallé), se acaba por ahora. Requiere mucha energía, mucha conexión con uno mismo para que salga algo coherente de tu interior, y mi cuerpo me pide un respiro.

Espero que te haya acompañado este tiempo, hecho un poco de compañía, hecho pensar en alguna cosa de lo que te digo.

A mí escribir me ha aportado mucho, primero porque me gusta, y segundo que me ha ayudado a conectar conmigo mismo, a sacar de dentro cosas que ni sabía que tenía, a afrontar dudas, miedos…

Y tu calor al otro lado también me ha ayudado. Algunos de vosotros que os conozco, muchos familiares me habéis ido comentando los artículos y esto me gusta y llena de satisfacción, también me genera un poco de presión para estar a la altura, y no escribir una burrada que te avergüences, aunque si te digo la verdad esto ya no me preocupa mucho, porque vamos sin paracaídas, en caída libre, sin máscaras.

Nuestra existencia está llena de fachadas, de máscaras, tantas capas hay que nos cuesta saber quiénes somos. No nos cuesta saber qué tenemos, qué cargo ocupamos en el trabajo, qué coche tenemos, esto no nos cuesta saberlo, pero nada de eso eres tú, solo son atributos que enmascaran tu ser interior de tal manera que nos tiene enmarañados. Así que hay que ir descubriendo máscaras, y más máscaras para llegar a la esencia de ti, de mí, y seguramente en esa espiral infinita hacia el interior nos encontraremos, porque seguramente tú y yo somos la misma cosa, una energía que viene del mismo lugar, el universo, fuente de toda creación.

Acabo como empecé, muy filosófico y con una lagrimilla que no puedes ver, pero que me cae por la mejilla, de emoción, de nostalgia, de lo que esto ha sido. Aquí queda.

Una vez leí de Seth Godin que decía que una cosa extraordinaria no es para todo el mundo, sino sería una cosa ordinaria. Yo siempre he sentido esta experiencia como una cosa extraordinaria, porque es para gente como tu, especial.

Muchas gracias por tu interés y atención y por tu calor.

Un fuerte abrazo y que tengas un buen fin de año y afrontes el 2025 con mucha energía e ilusión.

Marcel

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