Que crean en ti o no

“Este niño me parece que no va a saber nunca de letra”. Es lo que recuerdo que decía mi abuela materna de mí, cuando yo era pequeño, debía tener 8 o 10 años.

Quiero un montón a mi abuela, en presente la quiero aunque hace años que esté muerta, pero sigue viva en nuestro recuerdo. Recuerdo muchas más cosas buenas que malas, pero esta que no confiara en mí para saber de letra me dolió, o mejor dicho, me dolió más tarde cuando fui grande y fui consciente.

Querida abuela, este artículo va dedicado a ti, te quiero, para que veas que finalmente he sabido leer y escribir. No solo sé escribir mi nombre, sino que me he atrevido a escribir de manera regular en un blog. De hecho, ahora he mirado cuando fue mi primer artículo en un blog, y fue nada menos que en diciembre de 2005, así queridos amigos, llevo 19 años escribiendo, más o menos asiduamente, en un blog.

Curioso que a veces nos dedicamos tantos años a algo y, sin embargo, no te da de comer, el dinero lo consigues con otro oficio.

No hace mucho fui a ver un concierto de un grupo que se llama “McEnroe”, que me encantan. Al acabar el concierto compré un libro del cantante, Ricardo Lezón, tipo autobiografía, me interesa mucho. Lo tengo en la cola de libros. Leí la contraportada y decía algo como que toda la vida dedicándose a la música y sin embargo no le había dado de comer, que se dedicaba a otra cosa para vivir. McEnroe está considerada una banda de Indie Español de lo mejorcito, y fíjate que sin embargo el protagonista ha hecho su carrera musical y se ha ganado la vida con otro oficio.

Curioso esto, de que a veces no cuadra lo que te dedicas y valora mucha gente con lo que te genera ingresos. Y diría que lo mismo se puede decir al revés: cuanta gente tiene un trabajo que se deja la camisa para que salgan las cosas bien, y por contra parece que nadie en su empresa no lo valora. Ya no digamos la gente que quieres, que tu trabajo “ni fu ni fa”, muchos no saben ni lo que haces, o ni lo entienden. ¿Te ganas la vida con algo que tus seres queridos apenas entienden? Y luego haces cosas en la vida que la gente entiende, que ayudan, que se valoran, y no genera ingresos. Es curioso cuanto menos.

Volviendo al tema de mi abuela, tengo que reconocer que de pequeño yo era muy negado. Tenía la cabeza más en el balón que en los estudios, lo reconozco. Por otro lado, cada vez que había pillado un libro (por obligación del cole) no le había visto la gracia, no me llegaba la historia, no aprendía nada que me interesara, etc. El primer libro que recuerdo que me cambió la visión fue “Los Pilares de la Tierra”, fue la primera novela que me hizo vivir una aventura virtual leyendo. Eso me abrió los ojos para decir: oye, esto de leer mola, ¿no? A mucha gente de mi quinta le llegó mucho antes. Recuerdo una chica de mi clase que nació el mismo día que yo que devoraba los libros. Siempre leía, y claro, iba in creciendo, a su edad ya leía libros de mayores. Mi despertar para los libros vino bastante más tarde.

Una vez descubrí el valor de leer ya no paré, hasta hoy. Añadir que luego descubrí que si te querías ilustrar sobre una temática era fácil: investigabas qué libros hablan de ello, seleccionas uno, lo consigues y lo lees. Y listo, tienes cargado en tu cerebro el “cartucho” de esa temática, como hacían en Matrix. ¿Recuerdas esa escena del helicóptero? El Neo dice: tengo que pilotar un helicóptero, cárgame el disco de sobre cómo pilotar. El que controla las máquinas le carga el disco, y listo, a pilotar el helicóptero. Pues más o menos estos con los libros.

Esto que alguien te diga que no puedes hacer una cosa, o no eres bueno en una cosa pesa siempre, más cuanto más querido es. Pero bueno, quizás en el fondo esto que decía mi abuela fue en parte un estímulo para que yo despertara de ese sopor y le demostrara que se equivocaba.

No solo aprendí a leer y escribir bien, sino que decidí hacer una carrera de las que tenían más fama de difíciles en esos tiempos (telecomunicaciones). Jamás he hecho una antena ni una radio. Visto lo visto, quizás lo hice en parte para demostrarme que podía. Así al estilo Obama: “Yes, we can”.

Quien sabe, la mente es tan complicada. Decimos A, luego hacemos B, y en el fondo el cerebro quería C. O acabas haciendo C que es lo que quería el cerebro, y dices que haces C por un motivo que en el fondo no es.

Tener fe en alguien a veces cuesta. Pero hay que tenerla.

Yo sé que mucha gente tuvo fe en mí, y la tiene. Y por esto estoy donde estoy. Estoy seguro de que mis padres tuvieron fe en que aprendería a leer y escribir, y por eso lo hice. Ahora bien, esto de la fe a veces es como lo que dice una canción preciosa de “Oques Grasses”, que los árboles se quieren los unos a los otros sin decirlo, así en silencio.

Bueno, fin del artículo, que acabes de pasar un buen domingo y una muy buena semana.

Un abrazo,

Marcel