Reflexiones sobre la crisis mundial del coronavirus
Hoy es jueves 12 de marzo de 2020 y lo vivo como un momento muy surrealista.
Cierro los ojos y pienso si todo lo que pasa está pasando sólo en mi realidad de la vida, me pregunto si es verdad que existe el fenómeno de la cuántica, que hay múltiples realidades para cada persona, para cada partícula. Deseo que es sea sólo mi realidad y que el resto de personas del mundo se salven y tengan otra, la que ellos están imaginando, más bonita, más armónica.
¿Tú estás viviendo también este momento como un estado surrealista? Necesito que alguien me de un pellizco para ver si estoy soñando o no, es así de duro y surrealista la situación.
Quizás es que me estoy haciendo grande ya para estas cosas, ya he pasado de los 40 años. Recuerdo la crisis del 2008, año en que nació mi hija. Fue un tiempo muy duro para la mayoría. Todo empezó con un «donde está la crisis», «a mi no me afecta». Fue un tsunami, al final llegó a casi todos. A mi me despidieron en el año 2012, y eso que había conseguido una plaza mediante concurso en el sector público. Había que fusionar organismos, recortar gastos, re-inventar-se. Ya sabes.
2020 y estoy re-inventado. Dejé atrás mi etapa en el sector las tecnologías de la información para pasar al marketing para empresa. Certificado en Google Adwords, abriéndome paso en este mundo, consiguiendo clientes, moviéndome lateralmente per el mundo de la publicidad online, penetrando en el mundo de la Publicidad en LinkedIn, poniendo mi pica en flandes en este sector, como diría un apreciado jefe que tuve. ¿Toca otra vez re-inventarse?
¿Sabes que me molesta más? Que todo tenga que ser tan complicado, que alguien me diga que el mundo se ha vuelto complejo y pasan estas cosas. No quiero aceptarlo.
La vida es simple. Ser feliz es simple. Ayudar a los otros es gratificante. Trabajar un poco cada día para hacer algo de provecho es así de simple. Y sin embargo, cuan de lejos se está de hecho.
En el pueblo de mis padres hay una carnicería de toda la vida. El dueño hace la producción con algun ayudante, producen lo que pueden con sus manos. Las butifarras son buenísimas, no las he comido mejores en ningún sitio. Voy poco últimamente al pueblo, pero cuando voy siempre compro. Algun día llego el sábado, a mediodía y ya no quedan. ¿Por qué no hacen más? Pues porque no, porque hacen las que pueden hacer, con cariño, para que queden buenas. Y esta es la filosofía. Trabajar para hacer algo de provecho, para mediante tu trabajo intercambiar una cosa que le decimos dinero para conseguir otras cosas que este hombre le hace falta para hacer su vida.
Un día le explique esta visión a un buen amigo. En un afán de intentar explicarme como funciona el mundo me dijo: imagina que hay un problema con la provisión de cerdos, y este señor tiene problemas, allí surgen las aseguradoras y los bancos, que en parte están comprando la producción futura a cambio de quedarse con un trozo del beneficio. Y estos papelitos que dicen que tienes una producción futura, los vuelven a vender a otro banquero, y así.
Pues ciertamente, no me gusta esta filosofía, tiene que ser más fácil. No puede ser que hagamos un mundo tan difícil que no podamos explicar cómo funciona a nuestros hijos, ¿No crees?
Hay mucha gente que sólo queremos vivir en paz, que nos dejen trabajar honradamente, hacer nuestro trabajo lo mejor posible, ganar un poco dinero para llevar una vida confortable y ya está.
¿Por qué cada tantos años tiene que venir este tsunami en la economía?
¿Hay alguien que está detrás y mete mano para que esto suceda? Si escuchas a catedrático de economía Niño Becerra dice que sí, que hay intereses.
Es como que en el mundo tenemos algunos «troyanos» que cuando tenemos el tema estabilizado, cuando nos levantamos tranquilos para ir a trabajar, para dar lo mejor de nosotros aprietan una palanca y ala, otra vez a controlarnos, otra vez a meternos miedo, otra vez a tener el pueblo acojonado.
Miedo. Argh, esa poción mágica para controlarnos. ¿Qué es el miedo? Una emoción que nos hace re-accionar. ¿En qué dirección? ¿en la que alguien ha decidido por nosotros?
¿Es ese el plan? ¿Y qué pasara si de pronto ni tu ni yo tuviésemos miedo? ¿Qué pasaría si de pronto nadie de tus familiares tuviera miedo? ¿Miedo a qué, a morir? Todos vamos a morir algun día. ¿Miedo a pasar hambre? ¿Miedo a estar enfermo? ¿Qué es estar enfermo? Tengo que admitir que yo he tenido miedo, que yo tengo miedo. Pero alguien me dijo algun día que ser valiente es vencer al miedo. Que los valientes tiene miedo, pero no se acobardan. ¿Y que pasaría si de pronto todos somo valientes, aceptamos nuestro miedo y vamos a solucionar esto?
Cuando me despedieron el 2012 tuve la oportunidad de estar más por mis hijos, realmente fue una bendición que me despidieran, pude saber lo que es ser un padre presente. Desde que mis hijos son pequeños les ayudo a instaurar una rutina por la mañana, vestirse, desayunar, limpiarse los dientes. Y dos tareas finales, una, hacer algo de provecho y otra, hacer algo de ocio.
Hacer algo de provecho. Que simple y a la vez arcaico, ¿No? Como cosa de provecho hemos hecho un dibujo, a veces incluso en un post-it, da igual, lo importante es hacerlo. A veces es ordenar la habitación, a veces regar las plantas. Algo de provecho.
Y yo me digo, no podemos crear una sociedad donde la gente aspire a hacer algo de provecho, que ayude a alguien, sin avaricia, sin complejidades de trabajos que no se sabe lo que haces en el fondo, ni a quien ayudas. Miro a mi alrededor y la mayoría de personas que conozco tienen trabajos de provecho, ayudan en hacer algo que ayuda a alguien.
¿Donde está el problema? El dinero, la deuda, esas cifras astronómicas de dinero que fluyen por el mundo, que dicen que es dinero digital, que hay más en digital que lo que está impreso. ¿Son de nuevo los inversores, que hacen de las suyas? Oh Dios, si son ellos, dejadnos en paz. ¿Qué pasaría si apretarmos al botón de «DELETE» y borraramos esa cifra de dinero que se mueve entre bancos, entre banco central europeo, el FMI, los grandes bancos… Esto tiene que acabar, no hay quien lo entienda, y peor, no sabemos quien lo controla y qué hacen con nosotros.
¿En serio tenemos que estar todo el mundo acojonado? en serio tenemos que revivir ese miedo que pasaron nuestros abuelos de pasar hambre. Oye, por que no nos proponemos trabajar para un mundo mejor, para crear abundancia, para ayudar tanto como podamos, sin miedo a poder pagar por nuestra vidas. ¿Desde cuando hay que tener miedo por ver si podemos pagar nuestras hipotecas y comida? Desde cuando trabajar con esfuerzo cada día no da derecho a nuestra vida, a vivir debajo de un tejado, a tener comida, a tener una educación para nuestros hijos. La sensación de escasez es falsa. Si nos lo proponemos puede haber más abundancia de lo que nunca imaginamos. Sin avaricia. Sin especulación. Sin engaño. Sólo con amor.