La violencia y abusos sexuales a las mujeres tiene que acabar, ya, de cuajo. ¿Cómo? No lo sé, pero tiene que acabar ya. Hace demasiado tiempo que dura el abuso y no hay manera de pararlo.

Toda mi apoyo y empatía por todas las mujeres. Yo soy una más si hace falta, sí, hace falta. Todos somos mujeres. Tocar una mujer para abusar es tocarme a mí y como un resorte saltar con una hostia monumental al agresor.

No hay que tener miedo, hay que ser como una gata fiera, un zarpazo en la cara.

Uno oye las noticias y casos de violaciones y se sube por las paredes, no sé a ti, pero a mí me indigna de mala manera. Desde el sofá de mi habitación uno habla de sacar coraje y rebelarse, pero el caso es que el miedo bloquea, y supongo que hay un sentimiento de supervivencia que hace que aflojes para salvar tu vida.

Ayer acabé de ver un documental en Filmin que te recomiendo si estás dispuesto a escuchar testimonios reales sobre esto. El documental se llama “Sauna”, creo que fuen nominada a los Oscar a mejor película internacional o así.

Lo he visto a trompicones, a ratos previos a la siesta. Ayer lo acabé y escuché el testimonio de una mujer que la violaron, dos veces el mismo día. Ella lo explica estando en la sauna con otras mujeres, explicando sus desgracias a modo de catarsis. Hacen como un ritual con hierbas y cantos para expiar las desgracias. No me extraña porque las historias son dramáticas.

Me impactó que esta mujer explica que en un momento dado vio claro que el hombre la iba a matar, y entonces su cerebro hizo un clic, y dijo, que me haga lo que sea pero que salga viva de aquí, y que no me mutile ni nada (había un cuchillo por allí). La mujer dice que empezó a rezar, a invocar a Dios para que la ayudara, y por lo visto funcionó, dice que el hombre le dio tal sensación de pena que la dejo escapar. Por si no fuera poca la pena, la mujer salió de la casa donde la tenía retenida, fue hacia la carretera, quería volver sola a casa pero no podía, estaba temblando. El caso es que para una camioneta con dos hombres, le dicen si necesita ayuda, hacen ver que son buenos y zasca, vuelven a abusar de ella. ¿Se puede ser tan desgraciado y mala persona? ¿Quién hizo el mundo para que exista este nivel de maldad? ¿Cómo puede ser que existan persona como la madre Teresa Calcuta con una bondad infinita y luego existan personas tan malvadas?

En mi mente no sé por qué pero no para de aparecer una imagen cuando me imagino un hombre de esos abusar de una mujer. Me imagino que el hombre se acerca a la mujer con esa mirada diabólica, con esa voz aterradora, y empieza el ritual del abuso. El hombre se arrima a la mujer, le pasa el brazo por encima de la mujer, y en ese momento de la mano de la mujer, de cada uno de sus nudillos de los dedos salen 4 cuchillos afilados de un acero duro como una piedra, salen como un resorte a 200 kilómetros por hora, con una velocidad imposible de parar, y así de golpe se le clavan al cuello del hombre, que queda con los ojos abiertos, la boca abierta y cae hacia atrás. La mujer se levanta, el sistema automático repliega los cuchillos de sus dedos y prosigue el camino. Advertidos estáis, sería el final de esta historia macabra.

Tengo un librito del Dalai Lama, el título es “El poder de la compasión”, la revolución de la paz. Me lo leí en su día. Lo he intentado practicar regularmente. Hay veces que funciona y uno logra encontrar la fuerza para tener compasión, para entender la situación del otro, sus actos y no juzgar, no condenar, incluso perdonar.

Pero he de confesar que con este documental no he podido aplicar el poder de la compasión, quizás lo consiga algún día. Tampoco he podido cuando he oido la noticia reciente de una mujer que durante 10 años ha sido violada reiteradamente en Francia.

No puede ser. Esto tiene que acabar ya. Todos somos mujeres.