Paul Auster, “4 3 2 1”, su última novela, seguramente la más ambiciosa, un personaje desdoblado en dos, y vuelta a desdoblar en dos, cuatro en total, cuatro vidas diferentes en función de un “y si…”, “y si hubiera hecho esto en lugar de eso…”. Nuestras vidas son una consecuciones de “y sis…”, ¿Verdad?

El caso es que me ha venido a la mente este señor, Paul Auster, porque tengo esta novela aquí encima de una estantería. Intenté leerlo, pero fui muy osado de comprarlo en inglés, y es un tocho considerable que me llevaría seguramente un año entero, y claro, quiero dar salida a otros libros.

El caso es que pensaba que este señor, Paul Auster, acumuló una sabiduría brutal a lo largo de su vida. Dominó la técnica de la escritura, de la novela, de inventarse personajes, de representarlos como si fueran verdad. Es una hazaña tan bestia, que pienso: ¿Dónde va a parar todo esto cuando mueres? Es una pena que no se pueda transferir a otra persona, ¿verdad?

A mi padre siempre le operaba de las oreja un señor que era hablando en plata “el puto amo” de su disciplina, eso me han dicho siempre mis padres. Un señor hecho a su manera, de esos profesionales que uno crea y luego rompe el molde. Eso es, romper el molde, no hay dos médicos como ese señor. Alguien que ha dedicado toda su vida a entender cómo funciona el oido, que sabe todos los recovecos de la anatomía, que sabe dónde tiene que tocar. Qué maravilla.

Y de nuevo, ¿no podría este señor transferir todo su conocimiento a otra persona? A lo sumo si tiene un discípulo puede ir aprendiendo del maestro, pero a veces ni esto. O queda la obra desperdigada por aquí y por allí.

Una vez leí, en esos libros más raritos que a veces leo, que hay una cosa que le llaman los archivos “Akásticos”, algo como una especie de biblioteca en la que los logros de la humanidad quedan grabados, y hace que otras personas, cuando nacen, aunque no lo sepan ya parten de esa sabiduría, archivada en los archivos “akásticos”.

Yo no sé si existen o no, pero hombre, sería todo un detalle que no lo perdamos por el camino, con lo que nos ha costado, cada uno aportando su granito de arena.

Catas olimpíadas lo vemos, un montón de hombres y mujeres que se empeñan en batir el record de lo que sea. Rebajar un segundo la marca, algo que ya era casi imposible de conseguir, no solo lo repiten, sino que bajan dos o tres segundos. Ala, a ver quién es el guapo que vuelve a bajar la marca. Y al cabo de cuatro años vuelve a suceder. Increíble.

Quizás la gente que tiene un don innato, un talento innato en el fondo, lo que hace su ser es acceder al registro akástico de cómo funciona esa disciplina, y simplemente aplica lo que han hecho los mejores a lo largo de siglos y siglos. Podría ser, sería bonito.

La gente humilde reconoce que no tiene mérito lo que hacen, que es cómo una fuerza que les invade y hace que actúen así, que escriban así, que canten así, que creen así. Ser creativo supongo que es dejar de ser, dejar de ser tú para convertirte recipiente y dejarte poseer por una fuerza superior, diferente a ti, que empieza a mover hilos en ti.

“We ain’t nothing, without your love, without our love.

Nothing”

Pequeña cuña publicitaria sobre la canción que sonaba, decía ese estribillo, no somos nada, sin tu amor, sin tu amor, nada. Qué cierto, y qué bonito. La canción se llama “Without your love” y es de “The Paper Kites” y “Julia Stone”. Madre mía, qué voz tiene, como te susurra el oído, qué sensual.

¿De dónde sacan estas melodías esta gente? ¿De dónde sacan estas letras? ¿Quién les inspira? ¿De dónde sale la creatividad? De la nada sale algo, se crea algo. ¿No es mágico?

No es arte si no produce un cambio en ti. Lo dice Seth Godin en su libro “Linchpin” y estoy de acuerdo. Una canción es arte si cambia algo en ti, si te hace poner los pelos de punta, si te cambia el estado de humor. Arte. Creación. Magia.

No sé si podremos acceder a los registros akásticos en nuestras facetas profesionales, creativas o lo que te propongas, espero que sí, que la inspiración te encuentre (siempre trabajando en ello).

Sea que sí, o sea que no, voy a dar un gran gracias a toda esta gente como Paul Auster que ha dejado un legado tan valioso para la humanidad. ¡GRACIAS!

¡Qué tengas un feliz domingo!

Un abrazo,

Marcel